miércoles, 29 de octubre de 2008

Deriva




Fines de semana completos ella con él dormía,
cuando se quedaban solos en la oscuridad de una casa vacía. Quizás una casa envuelta de pequeños fantasmas envidiosos del amor que se tenían.
Dormían, se amaban, dormían, se amaban;
Era una rutina simplemente maravillosa.
Él le hacía el amor suavemente y ella le decía cuánto lo amaba.
Después de abrazarlo fuerte y besarle cada rincón, la danza perfecta acababa, ella se levantaba de la cama y buscaba entre las cosas de su amado, aquella camisa a rayas que a él tanto le gustaba –su fetiche era verle vistiendo su ropa- y corría a la cocina a comer helados de frambuesa.
Era simplemente una rutina maravillosa:
amarse, dormir, amarse, dormir, cumplir sus deseos, comer helado después de un orgasmo rodeado de amor puro y sincero.

Pero, me pregunto… ¿En que momento él dejo de amarla y la dejó a su propia deriva?.

1 comentario:

vampiro dijo...

“Si por la noche caes delirante sobre un vaso
y unas colillas dominan los sentamientos,
Recuerda que la eternidad es la verdad entera,
que los recuerdos ataran tan solo un suspiro
y los recién nacidas heridas del alma
sanaran siempre desde afuera, recuerda
que las matices de sudor que enfrían los pasos
solo son motivos para seguir reencarnando,
y que la vida actual es solo un momento,
ese stop para seguir bebiendo lo nuevo
y seguir de nuevo con una nueva piel”


que bonito escribes ah!!

chevre todo te dejo mi correo me gusta leer muchas cosas nuevas extrañas e interrogantes de paso tambien suelo escribir richardvamp@hotmail.com .. saludos!